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Cultura de la Innovación ¿Revolución Tecnológica o Gestión del Cambio?

Foto del escritor: apreciativaapreciativa

Hace algunas semanas conversaba con diversos profesionales de Iberoamérica sobre la nueva ola de revolución digital que está operando en el mundo y que está dejando muchos estragos en las empresas e instituciones públicas, pues en ocasiones, no se ve la necesidad de cambio y, en otras, se aborda como la incorporación de tecnologías nuevas y de capacitar a las personas que las usarán.


Me parece muy interesante como la propia historia de la humanidad puede entenderse como fruto de la constante innovación tecnológica desde el fuego, las herramientas de piedra y la rueda, pasando por los increíbles avances de las revoluciones industriales y llegando hasta nuestros días casi completamente dependientes de lo digital.


Percibo que buena parte de las propuestas de autores y conferencistas siguen haciendo la pregunta más o menos explícita: qué pasa o nos pasará si no nos subimos al tren de la tecnología.... y creo que no es la pregunta importante, para mí la pregunta es cómo nos hacemos más humanos usando lo que juntos podamos desarrollar (tecnología incluida, por cierto); con "más humanos" significo aquello que nos conecta con lo más profundo de nuestro ser, lo que nos une como Humanidad, lo que compartimos en dignidad y que nos permite conectar con el otro y con el planeta que nos toca habitar. Creo que las conversaciones no han hablado de nosotros en tanto personas, sino en que lo debemos hacer para subirnos al famoso carro.


Espero no se confundan, me gusta mucho la tecnología, la utilizo profusamente, sin embargo, en mi desempeño profesional me he dado cuenta que la tecnología nos puede separar más que unir si nos centramos primero en "Cuál es la tecnología que mejor se ajusta a nuestra necesidad", en vez de primero conectarnos con nosotros mismos y con los demás. Primero vernos, escucharnos, sentirnos, ir contándonos historias y conversándonos un futuro aquí y ahora, con la máxima calidad de nuestra presencia. Las personas están mucho más abiertas a cambiar y a permitirte que les ayudes en el proceso, si has dado muestras de que las escuchas y te interesas genuinamente en ellas. También me he dado cuenta que valoran más un dibujo construido entre todos en tiempo real (donde nadie sabe de antemano qué resultará) que una espectacular ppt hecha con antelación o que una genial plataforma interactiva en 3D. Lo he visto una y otra vez, primero tiene que hacerte sentido en lo profundo de ti (y de cada uno!), luego conectas con los demás que vibran contigo y recién ahí vas por la tecnología que puede ayudarte. No por nada casi todas las herramientas de colaboración (de design thinking, por ejemplo) son muy sencillas, casi de lápiz y papel, pero su potencia nace de su capacidad de volverse un espacio de conexión y co-creación.


Por lo tanto, no creo que se trate de sumarse a la revolución digital desarrollando (o comprando) la mejor y más moderna tecnología para mejorar los procesos, sino que primero se debe comprender cabalmente:

  • Qué es lo que está cambiando en el sociedad,

  • En qué están cambiando las personas y

  • En qué están cambiando las organizaciones (empresas, instituciones, etc.),

...para luego implementar el cambio cultural que se necesita en el sistema en cuestión.


Desde este punto de vista, esto NO es un desafío tecnológico, sino un DESAFÍO ADAPTATIVO, por lo tanto, no es un mero cambio "cosmético" o incremental, sino que se trata de un cambio cualitativo de la cultura. Entonces, ¿Qué cambia cuando cambia la cultura? Pues cambian las prácticas de trabajo: la manera en que pensamos, sentimos y hacemos las cosas aquí, la forma en que nos relacionamos, enfrentamos los desafíos, soñamos el futuro y lo construimos desde hoy. Para todo esto y más NOS necesitamos, estamos todos convocados!!


Y ¿qué rol le cabe a los líderes? El líder debe entender que ya no es el único que decide para dónde ir ni cuál es el camino y, por el contrario, debe generar y mantener espacios de participación y empoderamiento; entonces, cambiar estos patrones tan arraigados es urgente. Sin embargo, la naturaleza humana hace que el cambio de patrones y el ritmo al que pueden cambiar las personas muchas veces se vuelve el principal obstáculo para la velocidad de adaptación que esta transformación requiere.


En mi experiencia en procesos de gestión del cambio en las empresas, lo que más veo es esa suerte de imposibilidad de romper con los antiguos patrones, en especial, por parte de los líderes. Conviven la necesidad de cambio con el temor a hacer las cosas de manera diferente, el deseo de que todos aporten con el típico "el que tomas las decisiones aquí soy yo", y la necesidad de mantenerse competitivos e innovadores con "aquí no hay espacio para el error, hay que hacerlo bien a la primera". En consecuencia, estos líderes no se atreven a adoptar la verdadera innovación, aquella que emerge de la consciencia de las personas respecto a cómo mejorar su propio trabajo y crear mayor valor a sus clientes.


Nuestros antiguos patrones (combinación de cognición, emoción y conducta), fueron grabados a fuego en nosotros y sólo una reprogramación puede cambiar lo que se nos dijo que era cierto, la malas prácticas que vimos como correctas y nuestras propias experiencias de vida. Una reprogramación de nuestros patrones pasa por:

  1. Tomar consciencia

  2. Comprender

  3. Soltar lo que no nos sirve (desaprender), y

  4. Abrazar lo nuevo que nos hace bien (aprender).

Toda persona a cargo de este cambio cultural, sea un consultor externo o interno, tiene por labor facilitar esta transformación, mostrar que no es sólo un desafío tecnológico, sino que un desafío adaptativo; y los desafíos adaptativos sólo se sostienen de adentro hacia afuera, desde las personas a los procesos, estructuras o tecnologías.


Pienso que el foco de la organización debiera colocarse primero en establecer los ejes cardinales de una CULTURA CO: Co-nectar, Co-crear y Co-laborar. Todas las acciones de comprensión e implementación debieran seguir un proceso coherente de transformación apreciativa en la que todas las personas terminen encontrando no sólo un uso, sino que un Propósito Compartido a las herramientas tecnológicas que les faciliten la nueva cultura que están levantando.

  • CONECTAR: Crear lazos y vincularse con los demás, mantener una estrecha comunicación que permita dar fluidez a las relaciones mutuamente beneficiosas.

  • CO-CREAR: Participar e involucrarse en los procesos creativos y decisionales, dando lo mejor de sí mismos para el bienestar de todos y alcanzar los desafíos de la mejora continua.

  • COLABORAR: Trabajar junto a otros de manera coordinada y sinérgica, donde los conocimientos y habilidades estén al servicio de un propósito común.

Entonces, podemos decir que para las organizaciones, los desafíos de la última ola de la innovación son los desafíos de la transformación cultural, del cambio en el pensar, en el emocionar y en el hacer. Es un cambio paradigmático, pero no de una sola persona, sino de todas ellas. Por lo que también es el tiempo de la integración, del diálogo y la Cultura CO.


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